Tres y diez

A vos, tu voz.

Protesta de párpados garganta sin lubricante hendiduras profundas del rostro

Tres y diez insistente que despierta a hurtadillas
se revela y permanece

Hora necia que no logra ser noche ni desvarío amenazante deviene en mirada sufrida necesita cortejo de la verdad retenida en ese tu reloj expectante vacilante

Se perdió la locura en ese lado donde se refrena el latido decimos al portero espera aguarda nada está preparado ¿la estaremos asfixiando?

La locura le acontece a mi mirada en esta hora de luces que aún duermen ¿será que debo amarrarla?

Ella, la locura, aguarda su vida cual torera abrazada a su experiencia sin eso, sólo puede morirse consumirse

En esta hora torpe hora el arrebato razonado hasta las orillas borra al mundo que logra lo esperado el que permite al deseo existir
ser siendo


(Siento que me refreno
que se apaga, me apago
coloco un muro de hielo
paso al ritmo
del “pero no mucho”)

Claro, hay más bajo tu cielo de lo que sueña mi filosofía

Hay una vida, que era vida grata sin mí feliz y tranquila vida seguro razones y significados
emotivos vivos que no me conocían pero ahora sí
me hallaron
me tienen
son conmigo

Ahora hay párpados a destiempo locura triste de tanta amenaza de viento
(negarle a la locura los aciertos
es como quitarle
los brazos)


Hay agua que corre entre tus piernas tan abundante como mi recuerdo justo en medio de tus cejas

Aquella sensación del ahora es tarde para esto del puede herirme
¡no lo merezco!


Sí, hay más deseos sin piel
compromisos de años
con raíces marchitas terror al “siempre hago daño” o a permanecer
"en el filo de la navaja
no por la situación de equilibrio
sino por la herida"

Pero es cierto que ahora gozas también
ojos de cielo brillante
mirada peleona
imagen real de ti mismo
a la que quieres borrarle el nombre de locura
cuando se divierte

Claro hay mucho en tu mundo
tu abrazo
ese espacio ya relleno
que sigue extrañándome

Mi imagen la del colchón sonrojado
a horas matutinas la que te persigue y explota en sonrisas inoportunas ya casi olvidadas

La luna pasando demente aquella que nos dejó el ego partido cimientos heridos haciendo ¡crack!
por fin y felizmente

La capacidad mutua de poner al otro en tres encuentros

Hay de eso y de mucho en nuestro camino permitir para siempre que se pegue el amor al techo de la boca
¿eso existe?

Pregúntale a tu cerebro dile que le explique
a mi filosofía por qué hace rato persigue quimeras
con cara de hombre


Más aún pregúntale a tu corazón
por qué ahora le dio por detenerse

Dile a tu cerebro dile que le grite a tu corazón y al mío
detenerse es lo mismo que conformarse
morir estando muerto


Tres y diez Sin duda alguna
Tu tres y diez


Caracas, 28 de julio del 2005.
3:10 a.m.



*Algunas frases tomadas de un poema de Freddy Fernández (lo escribí luego de leerte).

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