Ábrelas, no hagas las cosas más dificiles, eso dijo. Yo apretaba. Tan fuerte. No podía ubicar la fuente del dolor. Su ironía o la fuerza insuficiente de mis rodillas. Una rodilla contra la otra. Tan fuerte apretaba y nada. Gritar o ceder ante Él. Morir o decidir por la vida sin objeciones. Morir o seguir viviendo casi muerta. ¿Es posible vivir después de sentirse el cuerpo muerto?
Usar mi cuerpo para salvar-me. ¿Y quién me salva de mí misma después? Decidir sobre mi cuerpo. ¿Cómo se hace?
El comandante de la policía sí tomó su decisión esa misma noche. Mi cuerpo fue un merecido premio por su peligrosa labor social. Yo, la verdad, aún no decido qué es mi cuerpo, pero ya sé para qué sirve.
© Nadir Chacín, 2009.
Todos los derechos reservados.
Este blog es cautivante...
ResponderBorrarSu autora tambien debe de serlo.
Mis felicitaciones!
Gracias Fernando por tu comentario. Me da gusto que mis letras te hayan gustado.
ResponderBorrarSaludos desde México
Nadir