Cada noche se pone una pijama de encaje que agarra de un cajón repleto de pijamas nuevas y exóticas. Como en un ritual, la saca de su envoltura, la huele, le quita las etiquetas, se la pone y luego rocía su cuello con el mejor perfume. No la culpo, hay mujeres que sólo pueden vivir estando dormidas.
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