Me gusta ver a la gente tendiendo la ropa en los tendederos que están
afuera de los balcones. Si pudiéramos tender las penas y que les diera
un poco el sol estas se secarían rápidamente. Las penas no se repiten.
En eso somos poco monótonos. Con la misma efusión con la que soñamos
aventuras nos disponemos a tejer penas nuevas y a volverlas largas
mantas imposibles de tender o secar. Es paradójico que "tender"
signifique afectuoso y que también sea una palabra prima de la
tendencia. Me vienen a la mente ahora los largos y pesados tocados de
las novias, que se arrastran por el suelo. Se arrastran impidiéndoles la
gracia del caminar. Esos tocados quizás sean las largas mantas más
difíciles de secar.
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nadirchacin.com
Obra: Zeng Chuanxing.
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