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Veo los pensamientos que surgen en mi mente. Tengo claro que no son de mi propiedad. Puedo moverlos en el tiempo, hacia adelante y hacia atrás. A menudo, eso resulta desagradable. Es como rebobinar un casete de VHS. Ya nadie usa VHS.
He querido borrar recuerdos, especialmente esos donde todo sale bien. Me parece que colaboran con esta cultura de la estafa que se ha instaurado en el mundo. No conoceré a la persona, ni caminaré de su mano por aquella ciudad junto a la orilla de algún río. A lo lejos no se verá un puente, ni le cantaré en voz alta “Usa el amor como un puente”, de Gustavo Cerati.
Suena el golpe de la puerta de mi casa. Se ha ido mi compi de piso. Hoy es martes 27 y escribo mi diario sentada en el sofá. La psicóloga dice que vuelva a escribir, que me hará bien. No lo sé.
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